Tras la euforia por la aprobación del Presupuesto 2026, la Casa Rosada definió que no habrá receso estival; Diego Santilli iniciará una gira por el interior para buscar votos «aliados», mientras el oficialismo profundiza el aislamiento de la administración de Quintela.

El triunfo legislativo con la sanción del Presupuesto 2026 y la Ley de Inocencia Fiscal no fue un punto de llegada, sino de partida para la estrategia veraniega de la Casa Rosada. Lejos de las postales de descanso, el Gobierno nacional ordenó a su tropa “no tomarse vacaciones” y mantener los motores encendidos durante enero y febrero con un objetivo claro: avanzar sobre las reformas estructurales pendientes y quebrar la resistencia de los gobernadores opositores, con Ricardo Quintela encabezando la lista de los «duros».

La orden bajó directamente desde la mesa chica de Balcarce 50. Mientras Patricia Bullrich se tomará unos breves días tras su labor en el bloque, el resto del gabinete y los operadores políticos tienen la agenda completa. El plan incluye una gira federal encabezada por Diego Santilli, quien volverá a recorrer el país para tejer acuerdos con los mandatarios provinciales que mostraron sintonía, como Raúl Jalil (Catamarca) y Marcelo Orrego (San Juan).

El «desafío» riojano

Para La Rioja, la decisión de la Nación de mantener la intensidad política en pleno verano es una mala noticia. La estrategia de «silla vacía» y asfixia financiera parece consolidarse. Mientras los funcionarios nacionales como Manuel Adorni y el propio Santilli se muestran activos gestionando fotos y acuerdos con gobernadores vecinos, la provincia de La Rioja permanece fuera del radar de las negociaciones amigables.

“El oficialismo ya piensa en los proyectos pendientes y sabe que necesita votos”, deslizan fuentes parlamentarias. Los temas en carpeta para las sesiones extraordinarias son, precisamente, los que generan mayor rechazo en el peronismo riojano: la reforma laboral profunda —anticipada por el senador Juan Carlos Pagotto— y la reestructuración del Estado.

El contraste es evidente: mientras el Gobierno nacional celebra la conversión de empresas estatales (como los trenes) en sociedades anónimas y prepara un aumento de sueldos para su gabinete —que se oficializaría el 2 de enero—, en La Rioja el gobierno local debe administrar la escasez tras la pérdida del 40% de sus recursos coparticipables.

Negociaciones y «Consejo de Mayo»

La hoja de ruta del oficialismo libertario se apoya en el trabajo del denominado «Consejo de Mayo», que integró a representantes del Ejecutivo, legisladores y privados durante todo el 2025. Los proyectos que saldrán de esa usina buscan desregular la economía a una velocidad que no admite pausas estivales.

Para la administración de Quintela, el «no hay vacaciones» de la Nación implica mantener la guardia alta. Sin los fondos extra y con la amenaza latente de una reforma laboral que impacte en el tejido social provincial, enero se perfila como un mes de «resistencia y gestión de crisis».

La duda que sobrevuela el escenario político local es si la gira de Santilli incluirá alguna escala —aunque sea tensa— en La Rioja, o si el aislamiento político se profundizará como método de disciplinamiento para forzar el acompañamiento de los legisladores riojanos en las próximas batallas del Congreso.

Por Eduardo Nelson German

Periodismo + Opinión

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