El ministro Gustavo Luna se reunió con el flamante secretario de la Gobernación, Ricardo Herrera, para blindar la agenda de verano; preparan una recorrida con Quintela por el Parque Acuático como señal de gestión en medio de la crisis.

Con la temporada de verano encima y un escenario recesivo que golpea el bolsillo de los riojanos, el gobierno provincial busca reordenar su oferta de ocio como una válvula de escape social. El ministro de Turismo y Culturas, Gustavo Luna, mantuvo este lunes su primer encuentro oficial con el recién asumido secretario de la Gobernación, Ricardo Herrera, con el objetivo de alinear la estrategia de gestión y coordinar la agenda estival en un año marcado por la austeridad.

El encuentro sirvió para poner al funcionario político “al tanto de la agenda cultural y turística” de la cartera, pero tuvo un trasfondo de urgencia: sostener la actividad en un sector que siente el impacto del ajuste nacional. Luna confirmó que en los próximos días se sumará el gobernador Ricardo Quintela para una recorrida de alto perfil por el Parque Acuático y otros predios administrados por el Ministerio, buscando mostrar un Estado presente en el esparcimiento de las familias que no podrán salir de vacaciones fuera de la provincia.

Fiestas populares como refugio

El diagnóstico que hacen en el Ministerio es crudo. Luna reconoció abiertamente el “difícil contexto económico que afecta directamente a las industrias culturales y creativas”. Ante la caída del consumo y el turismo de larga distancia, la apuesta oficial se vuelca al mercado interno y a la tradición.

“La agenda se robustece con las fiestas populares en toda la provincia”, señaló el ministro, definiendo a estos eventos no solo como celebraciones identitarias, sino como una “alternativa importantísima para el público local y los turistas que nos visitan”.

La maniobra política apunta a dinamizar las economías regionales a través de los festivales, intentando contrarrestar la parálisis que sufren otros sectores. La incorporación de Herrera a la mesa de decisiones busca darle volumen político a estas acciones, garantizando que la “agenda cultural” funcione también como un amortiguador del malhumor social durante los meses más calientes del año.

Por Eduardo Nelson German

Periodismo + Opinión

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